Capítulo 778
Capítulo 778
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Capítulo778
-Alejandro! ¡Maldito! ¡No me toques! ¡Bájame, por favor! – Clara se volvió instantáneamente ruborizada, retorciendo su cintura, con las delgadas y blancas piernas moviéndose inquietamente hacia arriba y
abajo, para lograr soltarse.
Originalmente, sus manos que habían estado agarrando la solapa del hombre comenzaron a golpear su pecho, firme como el hierro, una y otra vez. Sus manos estaban adoloridas, pero para Alejandro, era como si le hicieran cosquillas. ¡Estaba disfrutando al máximo este momento!
-Te pedí que me escucharas y no lo hiciste. Si no escuchas, solo puedo abrazarte–Alejandro dijo con sus largas pestañas bajas, sus cejas fruncidas y su mirada fria y directa. Sus ojos escondian un profundo afecto imposible de disipar. No podia evitarlo. -¿Por qué debería escucharte? ¡No te escucharé! No me interesa – Clara se sintió avergonzada y enojada, luchando con más fuerza.
-Si no te comportas, te besaré–Alejandro dijo con la garganta apretada, sus ojos entrecerrándose
ligeramente.
Clara se estremeció y mordió sus labios inferiores entrando en pánico y asombro.
Alejandro levantó sus finos labios, y de repente, soltó su agarre traviesamente.
Clara cerró los ojos repentinamente, sudando y asustada, y sus blancos brazos se aferraron.
directamente al cuello de Alejandro.
El hombre sequía manteniendo su expresión fría, pero sus negros ojos ahora reflejaban un toque de
ternura y amor..
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Asi, Alejandro llevó a Clara arriba, dejando a un montón de personas atrás.
Los miembros de la familia Rodriguez no sabían qué hacer. Si se iban sin resolver el asunto del
matrimonio, seria vergonzoso. Text property © Nôvel(D)ra/ma.Org.
-Padre, ¿qué deberíamos hacer ahora? – Isabella preguntó preocupada a Mateo susurrando en su oído.
-Alejandro claramente no quiere aceptar a Jimena y ni siquiera quiere hablar con nosotros. Nos ha dejado aqui, sin importarle nada.
-Abuelo, ¿vas a quedarte viendo cómo me maltratan? Soy tu nieta–Jimena estaba llorando,
desconsoladamente. Si Mateo no fuera una persona con la calma y el temple de alguien en una posición
influyente, cualquier otro hombre ya habría comenzado a maldecir de manera inapropiada. Pero
finalmente, no pudo evitarlo.
-Enrique, ¿es así como nos respondes? ¡Mi nieta ha sido ultrajada por tu hijo, y él aqui, delante de
enfureció y, en un arrebato de ira, agarró una taza de té de la mesa de café y la arrojó al suelo con gran
fuerza.
Los guardaespaldas de la familia Rodriguez lo rodearon rápidamente como si el acto de tirar la taza fuera una señal. Ema se asustó tanto que perdió el color en su rostro y se escondió detrás de Enrique. Los Rodriguez tenían un origen en el mundo del crimen, ¡y en México eran conocidos por todos! La situación actual parecía que estaban a punto de enfrentarse a la familia Hernández.
-¡Mateo, ¿qué estás haciendo?! – Enrique también se puso rojo de la ira. -La familia Hernández no es
fácil de intimidar.
-Puedes estar tranquilo, vivimos en una sociedad con estado de derecho, y estoy harto de los días en los que se recurría a la violencia a la primera provocación–Mateo dijo mientras su mirada se tornaba más sombría y apretaba sus dientes con gran fuerza. -Solo quiero decirte que lo que hizo Alejandro esta noche me enfureció en gran manera. Cuando me enojo, puede tener un impacto significativo, y nadie
sabe qué podría pasar.
Enrique apretó los puños y apenas podia contener su ira. Era una amenaza descarada.